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Lago Naranja Records 2012
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Adentrarse, musicalmente, en el nuevo disco de Rufus T. Firefly es entrar en un mundo donde la dualidad juega una parte esencial. La recreación de un paisaje sin almas, masacrado por la situación actual donde todo está perdido y sólo queda esperar el final, se desdobla y deja paso al encuentro de un corazón palpitante, desbordado de amor y que aporta la esencia de poder volver a tomar las riendas de la situación.
Once canciones donde la unión de Manuel Cabezalí (Havalina), como productor, que aporta su sonido más sombrío creando la sensación de que las historias ocurren en una ciudad fantasmas, donde las letras del grupo enfocan la verdad que raja y da la vuelta a las actitudes conformistas. Un baile de historias en cada canción que tienen como hilo conductor la sensación de tener que cambiar las cosas, de tomar conciencia y pegar un grito desgarrador para sacar toda la angustia de tener los pies pegados al suelo.
El disco, estructuralmente y en cuanto a sonoridad, podría dividirse en dos partes, donde el eje central sería el tema “(escribe aquí el nombre de la persona a la que más quieras)”. La canción marca un antes y un después en el disco gracias a su atmósfera bucólica creada a raíz del bucle sonoro y las evocadoras frases cargadas de amor. Antes, el oyente puede ser espectador de la puesta en escena. Conocer la situación, el por qué se ha llegado a esa situación y la caída, sin salvación, desde un precipicio de sentimientos. “Incendiosuicida”, “Otras vidas” o ”El día de la bicicleta” ayudan a hacernos creer ese estado de no retorno al que las almas están destinadas. Esa primera esencia tenebrosa se rompe de la mano de los teclados de Alberto, relevantes a la hora de crear la atmósfera bucólica de la que hablamos, en un ejemplo como es “El séptimo continente”. A partir de aquí, comienza a arrojarse una rabia y una furia más sonora y luminosa que se convierte, a veces, en psicodelia y bucles sonoros que explotan.
En “Ya de niños odiaban la música” se comparte esa furia que engloba la segunda estructura base del disco. Los pies ya no están pegados al suelo. El conjunto creado gracias a la voz de Victor, necesaria por su calidez y firmeza, junto a las guitarras audaces que parecen llamar a la paz mientras que la batería y el bajo creando la base de las duras descargas, llenan el vacío que motiva a la desesperación, a la incapacidad de arranque. Se ha encontrado la causa y la clave, la intención y la locura nos ha dejado paso a la entereza.
Sin duda un disco que nos sirve para reflejar la difícil situación que nos motiva a gritar, y que podemos ver en él reflejado cualquiera de nuestro contextos: una ciudad que no apoya a sus creadores, una cultura que nos oprime para no poder conocer más y una sensación de “gatopardismo” en la que todo debe cambiar pero para realmente cambiar.
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Once canciones donde la unión de Manuel Cabezalí (Havalina), como productor, que aporta su sonido más sombrío creando la sensación de que las historias ocurren en una ciudad fantasmas, donde las letras del grupo enfocan la verdad que raja y da la vuelta a las actitudes conformistas. Un baile de historias en cada canción que tienen como hilo conductor la sensación de tener que cambiar las cosas, de tomar conciencia y pegar un grito desgarrador para sacar toda la angustia de tener los pies pegados al suelo.
El disco, estructuralmente y en cuanto a sonoridad, podría dividirse en dos partes, donde el eje central sería el tema “(escribe aquí el nombre de la persona a la que más quieras)”. La canción marca un antes y un después en el disco gracias a su atmósfera bucólica creada a raíz del bucle sonoro y las evocadoras frases cargadas de amor. Antes, el oyente puede ser espectador de la puesta en escena. Conocer la situación, el por qué se ha llegado a esa situación y la caída, sin salvación, desde un precipicio de sentimientos. “Incendiosuicida”, “Otras vidas” o ”El día de la bicicleta” ayudan a hacernos creer ese estado de no retorno al que las almas están destinadas. Esa primera esencia tenebrosa se rompe de la mano de los teclados de Alberto, relevantes a la hora de crear la atmósfera bucólica de la que hablamos, en un ejemplo como es “El séptimo continente”. A partir de aquí, comienza a arrojarse una rabia y una furia más sonora y luminosa que se convierte, a veces, en psicodelia y bucles sonoros que explotan.
En “Ya de niños odiaban la música” se comparte esa furia que engloba la segunda estructura base del disco. Los pies ya no están pegados al suelo. El conjunto creado gracias a la voz de Victor, necesaria por su calidez y firmeza, junto a las guitarras audaces que parecen llamar a la paz mientras que la batería y el bajo creando la base de las duras descargas, llenan el vacío que motiva a la desesperación, a la incapacidad de arranque. Se ha encontrado la causa y la clave, la intención y la locura nos ha dejado paso a la entereza.
Sin duda un disco que nos sirve para reflejar la difícil situación que nos motiva a gritar, y que podemos ver en él reflejado cualquiera de nuestro contextos: una ciudad que no apoya a sus creadores, una cultura que nos oprime para no poder conocer más y una sensación de “gatopardismo” en la que todo debe cambiar pero para realmente cambiar.
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Otras vidas
Test de Voight-Kampff
Incendiosuicida mp3
Ruidos y sueños
El día de la bicicleta
(escribe aquí el nombre de la persona a la que más quieras)
El séptimo continente
Ya de niños odiaban la música
Somos el enemigo
Asa nisi masa
La gran mentira
ESCUCHA
Acojonante!
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