-A la fuerza no es natural-
Autoeditado 2012
-⭐⭐⭐-
Fran Ocete me dijo una noche de calor, mientras paseábamos entre las fachadas templadas del Realejo, que su nuevo proyecto, dos años después de abandonar Pájaro Jack, se llamaría “Brío”. Era una palabra bonita, eléctrica, aunque conociendo el gusto de Fran por los dobleces poéticos del lenguaje, me sorprendió que eligiera un nombre tan sin doblar. Días después, tras pensarlo mejor y con esa inclinación suya a abrazar lo desigual y lo azaroso, decidió añadir un doblez al nombre que albergaría sus nuevas indagaciones.
Brío Afín, por qué, y por qué no. Es probable que ese rechazo instintivo a lo muy definido, ese huir de las certezas musicales o lingüísticas, sea lo más determinante en su empeño artístico.
Tras la apariencia de uniformidad de unas composiciones sin duda herederas de la canción de autor, es fácil distinguir, después de algunas escuchas, variados y variopintos ecos. Las estructuras de las canciones y los desiguales dibujos de las melodías son de una asimetría dylaniana; los arreglos del dobro y las notas acuosas de la guitarra eléctrica llueven de la nada como en las baladas más dulces de Micah P. Hinson y tienen el aire desordenado de Bonnie “Prince” Billy; el saxo y las percusiones están a medio camino entre el introspectivo Nick Drake de “Five Leaves Left” y el ímpetu celebratorio de Serrat. Y sobre este tejido sonoro tan florido se levantan las sólidas letras de Fran Ocete: odas a la plenitud física y al ahora mismo, como “Haciendo equilibrio”; la cualidad hipnótica, intimidante y esperpéntica de las celebraciones, retratada en la gustosa “Carne de avestruz” o la más sobria “Cable y piedra”, un esbozo rápido de la soledad.
Autoeditado 2012
-⭐⭐⭐-
Fran Ocete me dijo una noche de calor, mientras paseábamos entre las fachadas templadas del Realejo, que su nuevo proyecto, dos años después de abandonar Pájaro Jack, se llamaría “Brío”. Era una palabra bonita, eléctrica, aunque conociendo el gusto de Fran por los dobleces poéticos del lenguaje, me sorprendió que eligiera un nombre tan sin doblar. Días después, tras pensarlo mejor y con esa inclinación suya a abrazar lo desigual y lo azaroso, decidió añadir un doblez al nombre que albergaría sus nuevas indagaciones.
Brío Afín, por qué, y por qué no. Es probable que ese rechazo instintivo a lo muy definido, ese huir de las certezas musicales o lingüísticas, sea lo más determinante en su empeño artístico.
Tras la apariencia de uniformidad de unas composiciones sin duda herederas de la canción de autor, es fácil distinguir, después de algunas escuchas, variados y variopintos ecos. Las estructuras de las canciones y los desiguales dibujos de las melodías son de una asimetría dylaniana; los arreglos del dobro y las notas acuosas de la guitarra eléctrica llueven de la nada como en las baladas más dulces de Micah P. Hinson y tienen el aire desordenado de Bonnie “Prince” Billy; el saxo y las percusiones están a medio camino entre el introspectivo Nick Drake de “Five Leaves Left” y el ímpetu celebratorio de Serrat. Y sobre este tejido sonoro tan florido se levantan las sólidas letras de Fran Ocete: odas a la plenitud física y al ahora mismo, como “Haciendo equilibrio”; la cualidad hipnótica, intimidante y esperpéntica de las celebraciones, retratada en la gustosa “Carne de avestruz” o la más sobria “Cable y piedra”, un esbozo rápido de la soledad.
Todo en el envoltorio ligero de unas pocas percusiones, un dobro cristalino, unas guitarras y un saxo, y todo grabado y mezclado por Fran Ocete y Chesco Ruiz, que han convertido su inexperiencia técnica en ingenio para construir con primor un lienzo de sonidos limpios.
Acostumbrado a las rigideces del pop, escuchar a Brío Afín me ha hecho sentir, entre otras cosas, algo de alivio, porque Fran y Chesco no se esfuerzan en dejar la rúbrica de su ingenio en cada arreglo y en cada verso y no asfixian las canciones en estructuras ansiosas. Las canciones corren y se desdoblan y toman caminos tan decididos como casuales y relajados. A la fuerza no es natural podría ser cualquier otra cosa, pero es exactamente esto.
(Arturo, Granada, Julio de 2012)
Brío Afín se presentan con un primer EP donde dobros y saxos recrean un bonito mundo de canciones en clave de folk.
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Haciendo equilibrio
Cable y piedra
Bien por nosotros
Carne de avestruz
Un segundo
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A la fuerza no es natural
Cable y piedra
Bien por nosotros
Carne de avestruz
Un segundo
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A la fuerza no es natural
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