-Disco Póstumo-
BCore 2010
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Ya han pasado diez años desde que Zeidun surgiesen de la escena underground catalana y dejaran su particular huella. Esa propia idiosincrasia Zeidunera -con su manera de hacer las cosas, de cantar canciones y de explicar chistes- provocó que unos cuantos de sus miembros estén años después al frente de unos cuantos proyectos de lo más excitante: Surfin´ Sirles, Les Aus o La Célula Durmiente, el grupo del ex-frontman de Zeidun, Joan Colomo.
No sé si se ya sería hora de que empezáramos a referirnos a Joan como un "músico veterano", una etiqueta que por lo general nos hace pensar en Eric Clapton y en artistas con barriga y poco pelo que han acomodado su discurso de manera penosa.
Mejor no hacerlo, porque La Célula Durmiente y "Póstumo" (BCore Discs, 2010) no nos hacen pensar en Eric Clapton ni en músicos apoltronados.
A pesar del título (ojo: como ellos mismos aclaran en las notas interiores, ningún miembro de la banda ha fallecido recientemente) este disco tampoco nos hace pensar en la muerte, al contrario. Vitalistas en las formas pero con un cierto poso existencialista en las letras, La Célula Durmiente son capaces de despachar canciones en apariencia sencillas, con algún estribillo que te puede hacer pensar en Juanes (magnífica "Línea Curva") , pero que sin embargo esconden una cara oculta, de alma con callos. Si los anteriores trabajos del grupo estaban marcados por un eclecticismo sin complejos -con canciones que podían pasar del tex mex al punk, el indie rock o la canción mediterránea-, en "Póstumo" (BCore, 2010), el cuarto disco de la banda, las composiciones tienen un patrón estilístico un poco menos estrafalario (aunque no ha desaparecido del todo, está en su ADN: la marciana "Origen Aborigen" o el artwork del disco así lo demuestran) y eso le da mayor cohesión al conjunto.
A estas alturas no es fácil hacer un disco de garage-pop guitarrero tan rematadamente bueno como éste. Jay Reatard estaría orgulloso de canciones que se te pegan igual que un caramelo de tofe a las muelas, como la visceral "Deriva".
Los fans de bandas actuales como Black Lips, Comet Gain o Ty Segall (o menos actuales como Dead Boys, Wipers o Elvis Costello) se encontrarán con este trío de Barcelona como si estuviesen en el paraíso.
En las primeras escuchas, esas melodías llenas de dinamismo marca de la casa tienen el protagonismo casi absoluto, pero poco a poco el oyente va descubriendo una riqueza instrumental e interpretativa que le da mayor profundidad al conjunto. Inés Martínez de Albornoz (bajo, ex-Perras Del Inifierno) y Narcís Prat (batería) proveen a las canciones de una precisión rítmica muy contagiosa y el conjunto desprende la contundencia y seguridad que sentimos después de beber dos o tres cervezas.
Se nos suelta la lengua y los pies se mueven con ritmo. Las canciones redondas como "Canción Póstuma" o "Carnaval" evitarán que pensemos en el Día del Juicio Final o en la resaca que tendremos mañana.
No sé si se ya sería hora de que empezáramos a referirnos a Joan como un "músico veterano", una etiqueta que por lo general nos hace pensar en Eric Clapton y en artistas con barriga y poco pelo que han acomodado su discurso de manera penosa.
Mejor no hacerlo, porque La Célula Durmiente y "Póstumo" (BCore Discs, 2010) no nos hacen pensar en Eric Clapton ni en músicos apoltronados.
A pesar del título (ojo: como ellos mismos aclaran en las notas interiores, ningún miembro de la banda ha fallecido recientemente) este disco tampoco nos hace pensar en la muerte, al contrario. Vitalistas en las formas pero con un cierto poso existencialista en las letras, La Célula Durmiente son capaces de despachar canciones en apariencia sencillas, con algún estribillo que te puede hacer pensar en Juanes (magnífica "Línea Curva") , pero que sin embargo esconden una cara oculta, de alma con callos. Si los anteriores trabajos del grupo estaban marcados por un eclecticismo sin complejos -con canciones que podían pasar del tex mex al punk, el indie rock o la canción mediterránea-, en "Póstumo" (BCore, 2010), el cuarto disco de la banda, las composiciones tienen un patrón estilístico un poco menos estrafalario (aunque no ha desaparecido del todo, está en su ADN: la marciana "Origen Aborigen" o el artwork del disco así lo demuestran) y eso le da mayor cohesión al conjunto.
A estas alturas no es fácil hacer un disco de garage-pop guitarrero tan rematadamente bueno como éste. Jay Reatard estaría orgulloso de canciones que se te pegan igual que un caramelo de tofe a las muelas, como la visceral "Deriva".
Los fans de bandas actuales como Black Lips, Comet Gain o Ty Segall (o menos actuales como Dead Boys, Wipers o Elvis Costello) se encontrarán con este trío de Barcelona como si estuviesen en el paraíso.
En las primeras escuchas, esas melodías llenas de dinamismo marca de la casa tienen el protagonismo casi absoluto, pero poco a poco el oyente va descubriendo una riqueza instrumental e interpretativa que le da mayor profundidad al conjunto. Inés Martínez de Albornoz (bajo, ex-Perras Del Inifierno) y Narcís Prat (batería) proveen a las canciones de una precisión rítmica muy contagiosa y el conjunto desprende la contundencia y seguridad que sentimos después de beber dos o tres cervezas.
Se nos suelta la lengua y los pies se mueven con ritmo. Las canciones redondas como "Canción Póstuma" o "Carnaval" evitarán que pensemos en el Día del Juicio Final o en la resaca que tendremos mañana.
BCore
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