-Antagonasia-
Crispis 2014
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El último Big Bang del pop español duerme en un camastro cerca de la Catedral de Santiago.
Y es que el debut de Alex Casanova, un gallego de 24 años que pasó de, como Julio Iglesias, ser una joven promesa del fútbol regional a uno de los compositores jóvenes con mayor talento y menos prejuicios de la escena alternativa más híbrida, pasa del hedonismo ochentero al trash pop sintético y nuevaolero, sin sonrojarse al autodeclararse el heredero 2.0 del legado y el imaginario sonoro y estético de un tótem como Tino Casal, como se intuye desde el diseño de un álbum firmado por la artista japonesa Yoko Honda, quien recientemente ha trabajado para artistas planetarias como Kylie Minogue.
Así lo deja impreso en su álbum debut, "Antagonasia", primera referencia del sello Crispis, y no sólo el álbum que oposita con mayor fiereza y más rímel y sombra de ojos por erigirse como el disco revelación de la temporada, sino que se trata de un alegato repleto de hits inmediatos, aptos tanto para el nicho indie como para la discoteca móvil, el festival de EDM de moda, la sesión vermú o la recreación de la música de la Movida madrileña, con acceso libre tanto para las listas de éxitos tanto de Radio 3 como de Los 40 Principales, el Club Disney, Pitchfork, Máxima FM o el artist of the week de la NME.
Las filias de Alex Casanova (sin tilde en la A, como os guiris) viajan desde las españoladas trash pop de los años 80 como
Objetivo Birmania, Loco Mía, Platino, Trúpita, Semen Up o las primeras maquetas de Presuntos Implicados a la nueva escena synth-popera tanto chilena (Javiera Mena, Teleradio Donoso o Alex Anwandter) como occidental (Lo-Fi Fnk, Glass Candy, YACHT, Yeasayer, Class Actress), las referencias a clásicos de la purpurina y el desfile de maniquíes como Culture Club, Bananarama, Grace Jones, Anita Ward o los Pet Shop Boys, las producciones de Julián Ruiz, el footwork, el disco-dance, los trópicos modernícolas o la apología de las producciones más descartables pero con mayor identidad de productos de usar-y-tirar de la década de los 90 como los Vengaboys o los recopilatorios Blanco & Negro Mix.
"Antagonasia" no solamente es una reivindicación conceptual que se debate entre lo dicotómico y lo bipolar de los cuadros dentro de cuadros, las contraposiciones de oscuridad y luz o las batallas relacionales, sino también un auténtico libro de estilo para aquellos que quieran hacer del chándal fucsia el nuevo normcore, proponer el regreso de los CDs sin libreto a las gasolineras y, a su vez, juntar en los bares de viejos a los hipsters y a los patrones.
Así lo deja escrito en una primera colección de canciones que incluye singles de ocupación radiofónica (Todo va a estar bien), alegatos de dance pop con toques lounge (¡No puede ser!), acercamientos al electro post-tropicalista más colorinchi (Ni una sola vez), EDM romántica para hipsters sensiblones (Ciudad Carmín), groove bass que hace ojitos a la Javiera Mena más inmediata (Bocadillo de Luna, con la colaboración de Isabel Fernández Reviriego, alias Aries y ex lideresa de Charades), pianos filtrados por atmósferas tan baleáricas como ochentosas (Lulú), un revulsivo himno reivindicativo tan hedonista como reflexivo (Yo no me muevo por dinero) y hasta puertas de acceso a las posibilidades más naif de la electrónica del Trópico de la Playa de Samil (Xeado de Limón).
El electro gallego, romántico y de baile agarrado, será la nueva cumbia.
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¡No puede ser?
Ni una sola vez
Ciudad carmín
Todo va a estar bien
Bocadillo de luna (con Aries)
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