martes, 2 de enero de 2018

LISANDRO ARISTIMUÑO / CONSTELACIONES

-Constelaciones-
Viento Azul 2016
-⭐⭐⭐★-
En poco menos de una década y media, el rionegrino Lisandro Aristimuño se dedicó a construir un universo que responde a varios patrones de búsqueda y formación. De un lado está la música de raíz, ligada tanto a su lugar de procedencia como a la herencia familiar. También es posible vincularlo con la escena de cantautores surgidos en el cambio de milenio, un rótulo del que se desmarcó gracias a un cancionero que escapó a la homogeneidad de las propuestas de sus pares. Esas mismas canciones son las que también sumaron cada vez más texturas con el tiempo, desde folktrónica hasta pasajes etéreos de post rock sensible. Y en el medio de todo eso, un repertorio con ínfulas aspiracionales, bien construido y en constante desarrollo.

Ese crecimiento sostenido (en calidad, pero también en infraestructura) de un cancionero heterogéneo tuvo su pico en el ambicioso "Mundo anfibio", de 2012.
Cuatro años y ocho Gran Rex después, la necesidad de apostar distinto se perfilaba no sólo como una jugada astuta, sino también como una necesidad. A pesar de contar con un nombre que hace alusión a las figuras que se forman en el cielo con grupos determinados de estrellas y cuerpos celestes, y aun con un plantel de colaboradores con demasiados pergaminos en su haber, "Constelaciones", sexto álbum de estudio de Aristimuño, es una apuesta por ir hacia lo simple sin poner en riesgo su propio estándar creativo.

El coro de voces sampleadas en loop constante de la introducción de “Rastro de percal”, encargada de abrir el disco, pisa sobre terreno conocido para quien conozca la obra de Aristimuño. Sin embargo, a los pocos segundos el plano se redefine cuando se incorporan una base de batería entrecortada a cargo de Sergio Verdinelli, y una línea de bajo igualmente rítmica y melódica a manos de Javier Malosetti. “Hoy, hoy, hoy” es un guiño por por partida doble, con una melodía de innegable extirpe harrisoneana gracias al aporte en slide de Nico Bereciartúa y una sección de vientos a la que bien podría haber recurrido el Fito Páez más cosmopolita.

La necesidad de apostar por un formato despojado es más tangible en la balada patagónica “De nuevo al frío”, un remanso acústico apenas adornado con el pedal steel de David Soler. Su placidez contrasta en continuado con “Hijo del sol”, un folk rural y crudo en el que Aristimuño canta sus versos con aspereza (“Cubro mi voz, calmo el dolor / Tiemblan las ramas de lo que soy”), eliminando las alegorías de cantautor sensible. La intensidad se disipa al tema siguiente, “Good morning life”, en donde una serie de recursos mínimos (un arpegio en guitarra eléctrica y un bombo secuenciado) se embellecen con el aporte del tecladista Ariel Polenta, primero con un armonio que gana protagonismo sobre el plano sonoro, y luego con capas de sintetizadores etéreos.

La elección de sus compañeros de viaje en esta ocasión parece justificarse en “Una flor”. Una melodía spinettiana en cámara lenta, edificada sobre unos pocos acordes suspendidos de piano, y el bajo titubeante de Malosetti se enriquecen con el aporte del uruguayo Nicolás Ibarburu en guitarras. La misma velocidad reglamentaria domina la rítmica en slow motion de “Respirar”, que permite pensar cómo sonaría una balada de Radiohead en manos de John Lennon.
Tu corazón”, en cambio, es quizás el mayor ejercicio de simpleza alguna vez esbozado por Aristimuño, un folk de pretensiones pop (o viceversa) con melodía de adhesión instantánea.

Los aires épicos de “Tres estaciones” y el clima de trip hop desenchufado de “Constelación once” aparecen dentro del cuadro como los momentos en los que la ambición sobresale en un contexto regido por la máxima que Ludwig Mies van der Rohe le regaló a la Bauhaus al sentenciar que “menos es más”.
En unos 33 minutos, "Constelaciones" encuentra su razón de ser en la austeridad calculada, una estrategia surgida de la propia búsqueda de su creador sin la necesidad de tener que responder a comparaciones de ninguna índole.
O, como lo dice el propio Aristimuño en “Voy por vos”: “No sé cómo explicar / Prefiero caminar sin ver alrededor”.
Rastro de percal
Hoy, hoy, hoy
De nuevo al frío
Hijo del Sol
Good morning life
Una flor
Tu corazón
Voy con vos
Tres estaciones
Respirar
Constelación once
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